Cuando hablamos de manchegas o Seguidilla Manchega, hacemos referencia a la música, canción y baile popular propio de Castilla-La Mancha. El peso de las manchegas dentro del folklore musical español es innegable, como refleja el hecho de que haya sido declaradas Bien de Interés Cultural dentro de la categoría de bien inmaterial.
En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre las seguidillas manchegas: su origen, estructura y pasos para bailarlas.
Origen de las seguidillas manchegas
El origen de las seguidillas manchegas se ha datado en el siglo XV en La Mancha, de ahí su apellido. Posteriormente se extendieron a otras zonas de España e incluso a algunos países latinoamericanos, dando lugar a otras seguidillas con diferentes características y particularidades.
Las seguidillas deben su nombre a lo seguidas que son sus estrofas y su música, con un ritmo realmente vivo y alegre.
Un dato que revela que las manchegas ya existían antes del siglo XVII es que Cervantes hace referencia a ellas en El Quijote.
Desde sus inicios estas composiciones musicales estuvieron profundamente influenciadas tanto por hechos históricos de Castilla-La Mancha como por la vida cotidiana de sus gentes, de ahí que en ellas se hable de temas como las costumbres, la naturaleza o las relaciones humanas.
Estas composiciones musicales son un verdadero tesoro cultural que se ha transmitido generación tras generación desde hace más de 500 años. En la actualidad, las manchegas siguen muy arraigadas a la cultura Castellano Manchega, teniendo presencia en fiestas, actos culturales, escuelas de danza y en grupos folklóricos.
Estructura de la seguidilla manchega
El de la seguidilla es un ritmo ternario que incluye tres tiempos: uno fuerte y dos débiles. Aunque dentro de la propia región manchega nos encontramos con diferentes variedades de esta composición musical, lo que todas ellas tienen en común es que el ritmo siempre es rápido y vivo.
La seguidilla puede ser simple o compuesta. La simple sigue la siguiente estructura:
- Primer verso. Un heptasílabo (dividido en siete sílabas) que no rima con ninguno de los demás versos. En él, se suele dejar claro cuál es el tema sobre el que tratará la canción.
- Segundo verso. Octosílabo que tiene rima asonante con el cuarto. En él, se desarrolla la idea principal que ya se ha presentado en el primer verso.
- Tercer verso. Heptasílabo que no tiene rima con ninguno de los otros versos y que supone un contrapunto o un cambio en el tema que se ha tratado hasta ese momento en la manchega.
- Cuarto verso. Octosílabo de rima asonante con el segundo verso. Pone fin a la historia que se venía contando.
Si la seguidilla es compuesta, la única diferencia es que esta incluye un estribillo. En este caso, a la primera copla (los cuatro versos iniciales) se le suman otros tres para complementar el sentido de la historia. Si hay estrambote o estribillo, el quinto y el séptimo verso serán octosílabos y habrá rima asonante entre ellos. El resto de los versos carecen de rima.
¿Cómo se bailan las manchegas?
Las manchegas son mucho más que una composición lírica y musical, suponen también una forma de expresión artística a través del baile.
La seguidilla manchega, como otras muchas formas de folklore musical, nació como un divertimento de carácter popular. De ahí que se baile en pareja e incluso en grupos. En cualquier caso, las parejas pueden ser o no mixtas, y los bailarines se cogen de las manos; es común que haya un cambio de pareja a lo largo del baile.
Esta pieza musical tiene un ritmo rápido y vivo, y se baila con pasos rápidos, pero elegantes y bien sincronizados. Algunos de los movimientos básicos son:
- Pasos de zapateado para marcar el ritmo de la música con los pies.
- Giros y vueltas que añaden dinamismo.
- Desplazamientos en línea recta o diagonal.
Las manchegas son un arte tradicional que combina la gracia de los movimientos con la energía de la música y la poesía de las letras. Una parte fundamental de la identidad cultural de la región que se ha mantenido viva a pesar de lo que ha cambiado el mundo desde que sonaron por primera vez. Gracias a los grupos regionales de folklore, las seguidillas manchegas tienen garantizada su presencia entre las nuevas y futuras generaciones.