LA DEHESA Y DAIMIEL
La Dehesa Zacatena y el Parque Nacional de Tablas de Daimiel
Hablar de la historia de Zacatena es hablar de las Tablas de Daimiel , ya que 700 hectáreas, fueron parte de la finca. Y más como un todo que como una mera parte de ellas, ya que las Tablas estaban en el corazón de una inmensa Dehesa. Son la riqueza de la dehesa unida al agua del del río Guadiana lo que ha deparado la vida de su entorno y el pasado y el futuro de su actividad.
Hoy en día son sólo 6 quintos (denominamos quintos a una superficie aproximada de 500 áreas) los que conforman la dehesa, y llevan el nombre de Zacatena, aunque en sus inicios la formaban 36 quintos. Los quintos que conserva la dehesa son: La Casa, Magarzal, Cañada del Gato, la Isla, La Muela y La Torre.
La dehesa tiene vestigios de estar poblada desde la Edad de Bronce, hace 3500 años, de ello dan testimonio las motillas, que eran asentamientos que daban refugio a estos habitantes, que vivían de la agricultura y de la ganadería. De estas motillas podemos resaltar la Motilla de las Cañas, la de Magarzal y la del Azuer.
Hay huellas también del paso de la civilización romana, como da fe la calzada romana que hace límite entre la Dehesa y las tablas de Daimiel. De los visigodos también han quedado restos arqueológicos en la zona.
La dehesa ha sido administrada por los musulmanes y posteriormente por cristianos, como da vestigio la fortaleza de Calatrava la Vieja. Una vez que la zona se pacifica, Zacatena queda en manos de la Orden de Calatrava. Estos caballeros impondrán su administración sobre ella durante toda la Edad Media y parte de la Edad Moderna.
Una vez que las órdenes militares son incorporadas a la Corona en la época de los Reyes Católico, Zacatena se convierte en reserva señorial de los Monarcas.
De la dehesa se extraían beneficios de sus ricos pastos para la ganadería, de la caza, leña y otros muchos aprovechamientos. De ello da testimonio el hecho de que las caballerías reales pastaban en estas tierras, y cuando pierden esta función, se convierte en lugar de trashumancia para miles de ovejas en invierno.
También queda reflejada su riqueza cinegética en el libro de caza del año 1325 del Infante don Juan Manuel y en las Relaciones Topográficas mandadas hacer por Felipe II, en donde ya se hace hincapié en la conservación de la zona.
Ya en la época contemporánea, las desamortizaciones repartieron la dehesa entre diferentes propietarios, quedando los 6 quintos anteriormente nombrados juntos. Dentro de estos 6 quintos destaca una edificación emblema o cabeza visibles de lo que hoy conocemos como Zacatena: La Casa de los Guardas, que todo el mundo conoce en nuestros día como La Casa Zacatena.
Una vez resumida brevemente la historia de estas tierras, creemos que lo que debe centrar nuestra atención es el futuro, y es por ello que desde Zacatena, y con la ayuda del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, estamos retomando la explotación del ganado manchego, transformando su leche en exquisito queso manchego. Actividad más acorde con la historia de estos terrenos y nada agresiva con el medio ambiente.