Castilla – La Mancha cuenta con un extenso patrimonio cultural e histórico, que denotan la gran riqueza patrimonial de esta región de España.
En este artículo te contamos cuáles han sido los 9 bienes culturales de Castilla – La Mancha reconocidos en el 2024. ¡Sigue leyendo!
Área arqueológica de Oreto – Zuqueca, en Granátula de Calatrava (Ciudad Real)
Situado en el corazón de La Mancha, se trata de uno de los yacimientos más importantes de la región, ya que no ofrece únicamente un valioso testimonio sobre la cultura local, si no que se trata de una pieza clave para comprender los procesos de transformación social, económicos y culturales que han tenido lugar en la Península Ibérica a lo largo de los siglos. En esta zona podemos encontrar restos pertenecientes a las épocas fundamentalmente la ibérica, la romana, la visigoda y la árabe.
Entre los enclaves más reconocidos del Área arqueológica de Oreto – Zuqueca, destacan el Cerro Domínguez (con una ocupación protohistórica y un asentamiento defensivo de la época medieval) y la ermita de Nuestra Señora de Zuqueca.
Presa romana de Moracantá, en Villaminaya (Toledo)
Esta estructura hidráulica data de la época altoimperial romana, y se cree que fue utilizada tanto para abastecer a la población, como para regular el cauce de los arroyos en su confluencia.
En esta zona se atestiguan 3 importantes batallas:
- La batalla de Guazalete (año 742).
- La batalla entre la unión de los pueblos astur y pamplonés contra las tropas del emir Muhammad I de Córdoba (año 850).
- La batalla de Almonacid (año 1809).
Además, recientemente se produjo el hallazgo de un enterramiento y del posible uso habitacional del muro asociado a la presa.
Yacimiento arqueológico de la Virgen de Muela, en Driebes (Guadalajara)
Este lugar corresponde a la antigua ciudad romana de Caraca, que fue citada por Plutarco, Ptolomeo y el Anónimo de Rávena. Está ubicado en la vía que unía Cartago Nova y Complutum (en Alcalá de Henares).
Este yacimiento de 8 hectáreas de extensión se descubrió fortuitamente en 1945, a partir del hallazgo de un depósito de plata. En la zona se han encontrado restos de un acueducto que suministraba agua a la ciudad, una extensa necrópolis y un área de extramuros.
La Fuente Agria, en Puertollano (Ciudad Real)
La Fuente Agria es sin duda el icono del municipio de Puertollano. Situada en el centro de la localidad, es es un manantial que se caracteriza por su agua de naturaleza carbónica, un rasgo termal que se relaciona con los volcanes de la zona. Se la conoce popularmente como “hervideros”, debido al aspecto de “agua hirviendo” que le dan las burbujas de CO2 al agua.
Además de ser un símbolo para Puertollano, también ha sido históricamente un punto de encuentro y de reunión para los vecinos. Las primeras referencias a este manantial las encontramos documentadas en el siglo XIV, aunque no fue hasta el siglo XVII cuando tuvieron lugar las primeras obras de canalización para su uso.
Ermita de Nuestra Señora de la Antigua y de San Illán, en Cebolla (Toledo)
Este inmueble de carácter religioso està situada en una plataforma elevada en la vega del río Tajo, y fue construïda para venerar la imagen de la Virgen de la Antigua, patrona de Cebolla.
En la Ermita podemos encontrar una talla de madera policromada de la Virgen con el niño Jesús sobre sus piernas, que data del siglo XII. Asimismo, también destacan los azulejos que representan la vida y milagros de San Illán, el azulejo de la representación del milagro de la fuente y el retablo de la Virgen hecho por Francisco Álvarez Lorenzana (siglo XVIII).
La Ronda del Mayo Manchego, en Pedro Muñoz (Ciudad Real)
La Fiesta del Mayo del municipio de Pedro Muñoz llama la atención por cómo sus habitantes han sabido preservar el folklore de la región a lo largo del tiempo, con su música, los trajes regionales y la tradición de las farolas.
En esta localidad manchega, cada noche del 30 de abril, sus habitantes ‘rondan’ de domicilio en domicilio al ritmo del repiqueteo de las castañuelas y cantando el mayo. Después del canto, las mayeras invitan a toda la población y a sus visitantes a un aperitivo.
Aunque la tradición de los mayos está muy arraigada por toda Castilla-La Mancha, la de Pedro Muñoz es sin duda una de las más especiales.
La soldadesca de Gamonal, en Gamonal, Talavera de la Reina (Toledo)
La Soldadesca es una tradición con más de 120 años de antigüedad, y una de las principales señas de identidad de Talavera de la Reina. No en vano, es una de las festividades más reconocidas del calendario litúrgico en relación con los tiempos productivos de la agricultura y la ganadería.
Se trata de una procesión que se celebra durante la semana de Carnaval, en la que los vecinos desfilan con sus trajes típicos y portan elementos tradicionales como las escarapelas, la Bandera de las Ánimas, los refajos o los bastones.
El punto central de esta manifestación cultural es la Plaza de las Cruces, dónde se realiza el tradicional baile a la bandera de Gamonal.
Esta festividad tuvo su origen como burla al ejército francés, cuando tras ser derrotado en la Guerra de la Independencia, fue expulsado de España.
La Casa Academia de Minas, en Almadén (Ciudad Real)
La Casa Academia de Minas de Almadén fue creada por Carlos III en 1777, convirtiéndose en la primera escuela de minería de España y en la cuarta del mundo.
A su valor como institución, debemos sumarle su imponente fachada y sus acabados, con casetones, rejerías y su escudo rodeado de florones y roleos.
Durante la guerra civil española este edificio se convirtió en cuartel del ejército republicano, y después, se realizó una gran reforma. Fue abandonado en 1973, y en el año 2000 fue cedido al Ayuntamiento de Almadén, que lo rehabilitó en 2014.
El Tejidillo o Acolchado y el Traje de Vistas, en Navalcán (Toledo)
El Tejidillo o Acolchado consiste en el arte de confeccionar el tradicional Traje de vistas, estrechamente ligado a la identidad y el folclore de esta localidad toledana.
Se le llama Traje de Vistas debido a su vistosidad, y es una vestimenta usada tradicionalmente en España como signo de honorabilidad y relevancia social. Esta tradicional vestimenta se ha mantenido viva gracias en buena parte a la costumbre de vestirlo como traje en las bodas, tanto por parte de la novia, como de la madrina u otras acompañantes.
Lo que convierte a esta técnica de zurcido en singular, es que se pretendía imitar los tejidos realizados en un telar, pasando la hebra de arriba a abajo saltando un hilo y haciendo hilvanes de mayor o menor longitud según el patrón a seguir.